Ritual de la carne
Uno de los mayores aciertos en nuestro milenio, es el haber visualizado a la cultura occidental como causal, estructura y sistema de alienación y caos en casi todos los órdenes.
Richard Peralta lo sabe perfectamente y nos lo propone en un simbolismo que vuelca directamente contra occidente: un Minotáuro fuerte y robusto es presentado frente a uno escuálido y débil -–(un Seudo-Minotáuro)- víctima de la agresión, y de la enfermedad que es hoy insistir en querer ser ¨occidentales¨, aún cuando esto significa solo negar su propios principios. Lejos de consumirse en una crítica fulminante, la obra se ha resuelto en una ruptura: la cabeza rebanada -in situ- del Minotáuro, es presentada a modo de trofeo sobre un tronco de carnicero. El romper con la dominación, y asumir -por fin- nuestras idiosincrasias, es aquí algo irreversible; una necesidad de desembarazarnos -de digerir- un historial de frustración y sometimiento que tanto ha ulcerado a nuestra conciencia.
Aquí la desnaturalización se presenta como una “mala digestión” de otras culturas. Es como si Peralta viera en el ¨destajar¨ y ¨mutilar¨ la mejor manera de romper con la alienación actual, una aptitud nunca tan real y necesaria como aquí, y ahora.