Llamazul

LEYENDA DE UNA LLAMA QUE NO SOLO LLAMA (también grita).

Asistimos a los funerales de Atahualpa con la llegada de los españoles y desde las visiones de Montero acudimos largo tiempo a una mirada indigenista, nostálgica y bucólica, producto de una visión paternalista republicana. También fuimos invitados a la "imagen y semejanza" de una añoranza imperial por justicia, producto de un inexplicable enfrentamiento al interior de lo nuestro. Pero, sobre todo, participamos a diario del reclamo de un pasado "mítico-ancestral" que nunca dejó de estar con nosotros y que ahora se eleva en celebración simbólica, tratando de cubrir todos los tiempos de la mirada moderna en un tiempo unívoco y trascendental.

LLAMAZUL, individual de Richard Peralta Jimenez, es una puerta de acceso a ese tiempo, que intenta sobretodo no reclamar nada, solo "ser como se es" desde una vertiente de origen, en donde el cosmos alto y sublime se desplaza hacia la tierra regando el campo de una latente sangre azul. Arte visual que trasmuta elementos y símbolos para celebrar nuestro eterno linaje. Contemporaneidad de ayer y de siempre, estilo sin estilos dominantes, porque el dominio hace tiempo terminó, y porque principalmente se celebran en ella la vida y la muerte que son solo ejes del mismo renacimiento. Andino por vocación, por convicción y por locación, todo esto hace que la obra del artista se encuentre entre nosotros y con nosotros, humildad del dorado presente desde siempre, luminosidad tensada en la fuerza misma de los cuerpos y sobre todo un corazón que apunta a estallar, conforman parte del imaginario latente de un soldado que sin pudor muestra su historia en la historia de todos.

LLAMAZUL, nos reconcilia y nos regenera en los ojos de esos niños y esos hermanos universales del ande, que no son más que nuestros propios ojos y nuestros propios oídos, nuestras mismas pisadas y también nuestras mismas elevaciones en la obra de uno de los principales artistas actuales del sur andino. Una oportunidad para sentir que la tradición es verdaderamente perpetua y la nostalgia por el pasado, una estructura más del poder y del engaño.

Martín Ugaz Curador